Correr como si tuviera algo que demostrar. Por Fabrizzio Ponce

Fabry_IVCorrecaminos

La Media Maratón Correcaminos tiene un significado muy especial para mí. Cuando la escucho mencionar o pienso en ella, tiene un matiz de desafío y superación. Así fue con las tres primeras ediciones y la del 2013 no fue diferente.

La primera vez que la hice significó mi primera media maratón corrida por debajo de dos horas. La segunda, significó botar la barrera de 1h50 por primera vez. La tercera edición, ya entrenando con Hypoxic Costa Rica, significó mi mejor tiempo en media maratón, que fue 1:44:05. Este año había algunos ítems que la hacían, una vez más, una carrera especial: nuevos retos profesionales, la emoción de ser padre de un bebé que llegará al mundo en diciembre y con un récord personal de 1:41:10 que mejorar. Tenía que ser, una vez más, una carrera fuera de serie!

Hace unas semanas escuché a Michael Jordan decir en un documental que él, siempre que salía a jugar un partido, lo hacía como si tuviera algo que demostrar. Desde ese momento hice esa frase mía. Llegué a la carrera mentalizado para poner toda la carne en el asador y con un “plan de vuelo” escrito en mi brazo. Era el pace que debía llevar para lograr terminar en 1h40 o menos. Si, iba a hacer la Correcaminos como si tuviera algo que demostrar.

Desde el primer kilómetro me sentí cómodo y pude ir al paso previsto. En el camino me topé a mis amigos hypóxicos Kimberly, José Pablo y Arianna, quienes tenían una meta similar, así que hicimos yunta y corrimos juntos casi hasta el final. Ellos son estupendos corredores –como el resto de hypóxicos- así que se me adelantaron, pero eso hizo que me esforzara por cerrar con fuerza como ellos.

La carrera fue muy dura porque el objetivo era ambicioso. Lo di todo durante esos 21,907 metros. Al final terminé en 1:40:54. Nuevo récord personal, boté el anterior por pocos segundos, si, pero qué carajo, lo logré! Ese logro, ver a mi esposa y a mi bebé esperándome  en la meta, el apoyo y guía de mis entrenadores Mau y Fabián, la alegría de ver a mis amigos lograr sus objetivos y poder ser parte de una fiesta deportiva son cosas que le agradezco profundamente a Dios.

El deporte ha sido una oportunidad de demostrarme de que soy capaz de lograr lo que me proponga en la vida, si lo hago con dedicación, empeño, disciplina, compromiso y poniéndolo todo en manos de Dios. Comparto esto porque todos los días enfrentamos desafíos, hay obstáculos y dificultades y muchas veces nos desanimamos y queremos dejar todo botado. Pero traer a la memoria nuestros logros deportivos puede ser de mucha ayuda en esos momentos difíciles. Todo va a salir bien, en especial si hacemos las cosas como si tuviéramos algo que demostrar.

Y siempre hay tener la expectativa de que lo mejor está por venir. No vivamos de glorias pasadas. En mi caso, ya toqué la barrera de 1h40. Quiero botarla y trabajaré para lograrlo pronto. Viene nuestro bebé en camino y queremos que ame y practique el deporte. Luego, probablemente, venga otra maratón. Esto no ha terminado, hay mucho por hacer.

¿Ya vos tenés definida tu próxima meta? Si no lo has hecho, te animo a que lo hagás, ¡y a que trabajés por alcanzarla!

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